Tal vez por ahora, sólo por ahora no podré cambiar el mundo. Pero lo que más me importa es que el mundo no me cambie a mi...

domingo, 27 de marzo de 2011

Al mirarte, todo el mundo da vueltas, todo se vuelve extraño pero ahí estás. Sola, hundida, con una sonrisa penetrante, unos ojos encendidos y tu boca muerta. Yo, por mi parte, sigo ahí, contemplando la luz de tu cuerpo y tocando desde lejos tus manos.
Quiero gritar, correr y gritar alto, para al fin alcanzarte y que una palabra recibas de mi boca, una palabra llena de sangre y orgullo, una palabra que construya lo que hoy no somos, que edifique nuestro pueblo y defienda nuestra guerra.
En ocasiones camino sin rumbo, escucho a los árboles y golpeo muros, muros infernales que oprimen mi sentir y destruyen mis anhelos. Pero vuelves, me das la mano, me besas y golpeas.
Sigo sin entender qué o quién eres, que quieres o que buscas. Solo veo el mar de tus ojos, la dulzura de tu acento y el dolor de tus recuerdos. Al pensarte, veo cómo me destruyes y sigues tu camino, siento como pisas las hojas, navegas por las calles muertas y enlutas lo que tocas. Aun así, te tengo y me tienes, junto a ti camina mi inspiración, respiran mis deseos, junto a ti luchan mis derrotas.
Ven, camina junto a mí. Corre por mi luna, recorre mi boca y respira de mis alas. Busquemos ese lugar que tanto quieres, donde el sol sale cada mañana por tu cara y las flores gritan de felicidad. Lucha conmigo, encontremos el camino que nos llevará al jardín de tus deseos, a la tierra en que volemos, a ese lugar infinito que tanto sueñas…
Al fin me miras, dejas de ignorarme y te acercas. El calor de tus besos quema mi alma y enciende mi luz.
La eternidad de mi sentir envuelve tu lívido cuerpo. Tímido, te hablo, te toco y maldigo, pero ya no estás, te vas y, al parecer, para no volver…
Me dejas. Me dejas solo y triste, huyes de tus pensamientos y matas lo que algún día pudimos ser. No te arriesgas a buscar lo que quieres, y dejas ir lo que siempre soñaste…
Hoy, veo como el cielo va cambiando de color, veo lo que fuiste, tus ojos cerrados ya no despiertan y tu sombra, como de costumbre, se ha marchado.
No comprendo que pasó o que tenía que pasar, busco respuestas e interrogo a tu ropa, pero no, ya no estás.
Yo? Yo seguiré como siempre, vagabundo, con una sonrisa eterna y diluida, caminando a pasos agigantados, mirando el horizonte y recogiendo tus restos. Seguiré buscando tu pecho y dándote la mano. Esperaré que algún día vuelvas, estaré sentado, sentado por siempre esbozando tu rostro, escuchando la melodía de algo desconocido.
Ahora que no estás, seguiré convenciéndome de que algún día estuviste, seguiré pensando que en algún momento fuiste lo que creo que eras…

No hay comentarios:

Publicar un comentario